Quienes han emprendido o conocen a emprendedores reconocen en sí mismo o en los demás ciertas características en común. Emprender es un proceso retador, lleno de sorpresas e inconvenientes que debes ser capaz de gestionar si quieres que tu proyecto triunfe.
Según el cofundador de LinkedIn, Reid Hoffman: “Un emprendedor es alguien que salta de un acantilado y construye un avión en el camino.”
Hoy te comparto 5 de esas actitudes que los emprendedores tienen en común.
1. Adaptabilidad.
Un emprendedor debe ser camaleónico, debe buscar la forma de adaptarse a diferentes y nuevas circunstancias. Sin importar el tipo de emprendimiento, habrán cambios importantes, y en la mayoría de estos no tendrás ningún tipo de control. Por ello debes estar dispuesta a permanecer firme a pesar de cualquier movimiento brusco que pueda dar el entorno.
Disponer de un nivel de flexibilidad, permitirá que cuando las cosas se salgan de tu control puedas salir airosa de la situación. Estar consciente de que en algún momento debes cambiar de plan, te mantendrá preparada para cualquier imprevisto.
2. Capacidad de arriesgarse.
Cuando se habla de emprendimiento nunca había sido tan cierta la frase: “si no arriesgas, no ganas”. Si permaneces estática y con miedo a perder o a que las cosas no salgan como deseas, ¿cómo sabes si te estás perdiendo de algo mejor? Un emprendedor debe tener la capacidad de salir de su zona de confort y lanzarse a nuevos caminos a alcanzar nuevas metas.
Tomar riesgos no es una excusa para la toma de malas decisiones. Al contrario, es un salto de fe hacia una oportunidad de mejoría. Siempre debes mantener la objetividad al decidir sobre el futuro de tu proyecto.
3. Pasión.
¿Cómo serías capaz de vender bicicletas si nunca te has montado en una? El entusiasmo y la pasión por lo que haces son tus primeros aliados, y en muchos procesos también son los únicos. Debes creer en tu proyecto, en esa posibilidad de que tu producto, servicio o lo que sea que hagas va a ayudar a otras personas. Debes ser capaz de transmitir a los demás lo bueno de tu emprendimiento, y eso es algo que solo la pasión puede hacer.
¿Cómo ese producto o servicio va a mejorar la vida de tus clientes? ¿Qué problema les resolverá o que necesidad saciará? Estas son dos preguntas a las que debes contestar antes de continuar con tu emprendimiento.
4. Trabajo en equipo.
Sí, nadie conoce tu proyecto más que tú y nadie lo cuida más que tú. Sin embargo, en el momento en el que necesitas de otras personas, debes estar dispuesta a aprender de ellas y permitirles aportar a tu emprendimiento, esta es una relación ganar-ganar. Además, debes reforzar tu sentido de liderazgo y continuar educándote, esta es una herramienta que te servirá tanto para ser una mejor emprendedora como para ser una mejor persona.
A medida de que tu emprendimiento vaya creciendo, necesitarás de distintos profesionales que te ayudarán a continuar. Mientras antes asumas esta realidad, y permitas que te colaboren, mejor irá todo el proceso de emprender.
5. Constancia.
Hay dos momentos clave en los emprendimientos en los que la constancia será más importante que nunca. 1) Cuando al inicio las cosas no salen tan bien. 2) Cuando ya todo empieza a marchar y funcionar. ¿Por qué en estos dos momentos? Al inicio del emprendimiento es probable que no veas resultados y pienses en desistir. Ahí la constancia te recodará el por qué estás ahí y te motivará a continuar. Pero luego, cuando ya todo marche bien y pienses que ya nada puede salir mal, es normal que quieras despejar un poco y bajar la intensidad. Pero no, fue la constancia la que te llevó y la que te mantendrá. Ningún emprendimiento es tan estable como para funcionar sin ni siquiera un poco de tu atención y trabajo.
Piensa en tu emprendimiento como una planta, a la que debes regar, sacar a tomar el sol, echar abono y cuidar de la maleza. Si descuidas tu planta por una semana, ¿seguirá viva? Así mismo puede pasar con tu proyecto.
